sábado, 22 de julio de 2023

La Paja en el Ojo de Dios

¡Hola! ¿Qué tal están?

 

Los científicos han estado especulando durante años acerca de la existencia de otros mundos habitados por seres inteligentes. Es tan inconcebible que además de nosotros no existan otras criaturas poseedoras de consciencia en un universo tan vasto; en una sola galaxia se pueden contar miles de millones de soles y en cada uno de ellos puede haber orbitando planetas habitables para los seres vivos. El programa SETI (siglas de Search for ExtraTerrestrial Intelligence en lengua inglesa), ha desarrollado múltiples actividades para localizar vida inteligente en el apartado sector de la Vía Láctea en donde estamos ubicados, tanto enviando mensajes (cosa si se viene a ver peligrosa en extremo, pues no sabemos qué podría captar nuestra señal), como intentando su recepción por variadas vías y diferentes medios. Pero a pesar de todos los esfuerzos realizados, exceptuando la famosa Señal WOW! captada durante la noche del 15 de agosto de 1977, y de la que no se tiene idea de su origen aun cuando éste no parece ser natural (se ha especulado con la idea de que se trataría de una comunicación de una civilización extraterrestre avanzada captada de modo casual), no se han podido recibir otras señales artificiales provenientes del espacio profundo.

 

En todo caso, no debemos entristecernos por el fracaso de SETI; personalmente a mí no me parece que estemos en condiciones de encontrarnos con seres inteligentes de otro mundo, y no dudo que estos existan. La historia de la humanidad ha demostrado en variadas ocasiones lo que sucede cuando seres más avanzados se encuentran con otros más atrasados, y eso a pesar de que el encuentro ha sido entre humanos. En este momento estamos, si se viene a ver, en un estadio inicial de nuestro desarrollo; incluso teniendo en cuenta los indiscutibles adelantos tecnológicos que se han logrado en los últimos siglos. Es asombroso pensarlo, pero no hace mucho, sólo poco más de cien años atrás, la gente se iluminaba todavía con humeantes lámparas de keroseno, y no había ni oído hablar de televisión o computadoras. Por otra parte, en caso de producirse un encuentro con otros seres inteligentes, el hecho podría causar estragos aun si estos no fueran hostiles hacia nosotros, o ambicionaran nuestros recursos.

 

En primer lugar está el asunto de la religión, que parece ser primordial para la psiquis humana dada la insistencia de estos en tener una a toda costa. El descubrimiento de una especie inteligente diferente a la nuestra (en realidad dicha especie apareció hace un tiempo, pues se sabe que el hombre de Neandertal, extinto unos 28000 años atrás, no era nuestro ancestro, y poseía inteligencia y hasta gustos musicales), desmentiría por completo la revelación registrada en la Biblia y otros libros de dudosa "inspiración" divina (para mí la Biblia tiene un gran valor cultural; en cuanto a su certeza, eso es harina de otro costal). El libro sagrado de los hebreos, cristianos, y en cierta medida también de los musulmanes, no menciona la creación por parte de Dios de otro ser inteligente además de nosotros; y por eso la aparición de uno, y para colmo en un estadio más avanzado de su desarrollo, echaría por tierra todo su valor de una vez por todas (sospecho que los religiosos le encontrarían de todas formas una explicación a la extraña anomalía, como suele suceder continuamente, y seguirían adorando a sus dioses respectivos como si nada; por supuesto, eso si las criaturas de otro mundo no nos desaparecen de la faz de la tierra).

 

Pero si esto tampoco pasara, ¿cómo nos sería posible saber que la mera presencia de unos habitantes de un mundo lejano en las cercanías del nuestro no sea devastadora para la especie humana debido a su modo de vida o sus particularidades específicas?

 

El hombre ha resultado nefasto para otras especies habitantes de la Tierra (y a la larga lo será para sí mismo) debido a su mera existencia, como producto de sus crecientes necesidades, muchas veces más bien aprendidas en lugar de realmente vitales. Las investigaciones revelan que son muchas las extinciones que se producen de año en año, unas por el cambio climático que estamos provocando por el consumo cada vez más grande y sin medida (o más bien por la desmedida sobrepoblación), y otras por la devastación causada a su hábitat debido a los intereses económicos inmediatos o a nuestro creciente número (el sistema capitalista no puede existir sin crecer a toda costa, y el socialista no crece tanto pero contamina lo mismo con igual ahínco). En tal caso, ¿no podría pasarnos igual a los seres humanos si otra especie más inteligente se asentara en nuestros pretendidos dominios, e ignorara nuestras necesidades como lo hacemos nosotros ahora con otros seres vivos que nos parecen inferiores?

 

Por suerte (o por desgracia pues nunca se sabe), por el momento los encuentros entre especies de cierta inteligencia provenientes de distintos mundos se han producido en la ficción solamente; y es precisamente de una novela de ciencia ficción en la que se trata el último aspecto mencionado de un encuentro de esas características de la que me propongo hablar en esta entrada.

 

La novela en cuestión se titula La Paja en el Ojo de Dios, fue publicada en 1975 por el dueto conformado por los escritores de nacionalidad estadounidense, Larry Niven y Jerry Pournelle, y es considerada una de las obras de ciencia ficción más famosas de la historia del género. Pero debo advertir que su título no es lo que parece a primera vista, y se refiere más bien al lugar hipotético en donde se desarrollan los hechos y no a un pasaje de la Biblia como podrían pensarse. En adición puedo decir que en el año 1993 salió a la luz una secuela de esta magnífica novela titulada El Tercer Brazo, en donde se continúa desarrollando la trama de la primera parte, aun cuando de esta segunda parte no puedo decir nada puesto todavía no la he leído, y existe el dicho ese de que segundas partes nunca han sido buenas.

 



La trama de La Paja en el Ojo de Dios se desenvuelve en un futuro lejano, en que la especie humana se encuentra organizada en forma de un estado feudal regido por un Emperador y por la clase aristocrática. La posesión del impulsor Alderson (tecnología que les permite a las naves saltar instantáneamente de un punto a otro del espacio, a pesar de estar limitadas a hacerlo desde ciertos lugares de salto específicos), y del Campo Langston (algo así como un escudo de energía), ha permitido la expansión casi ilimitada por el espacio. Pero las enormes distancias que separan las colonias son el origen de constantes guerras independentistas y la flota imperial debe moverse de un lado a otro constantemente para sofocar las revueltas de los revoltosos súbtidos.

 

Las cosas comienzan a cambiar, sin embargo, cuando un crucero imperial es enviado a interceptar una sonda impulsada por una inmensa vela solar que está entrando en una de las regiones dominadas por el imperio, y se descubre que en su interior no viaja un ser de nuestra especie. El inesperado descubrimiento produce revuelo, como era de esperarse, porque nunca antes se había producido un contacto como ese; y como la criatura muere al intentar el crucero recuperar la sonda, una expedición de la flota es enviada a encontrarse con los alienígenas en su propio sistema de origen. La travesía es exitosa, y se establece contacto; los alienígenas poseen un desarrollo tal que produce asombro en los científicos, y preocupación en los militares. De todas formas, no poseen nada como el impulsor Alderson o el Campo Langston, y a pesar de que han podido construir algo parecido al primero en ciertas épocas, no pueden salir de su sistema y expandirse por el universo por carecer del segundo. Los seres humanos se verán entonces en la disyuntiva de establecer relaciones con sus nuevos conocidos, y permitirles expandirse por su sistema como piden, o destruirlos antes de que sea tarde; porque esos alienígenas que parecen tan pacíficos a primera vista, en verdad ocultan a los ojos humanos una realidad nefasta para ellos.

 

En resumen, la novela de Niven y Pournelle se convirtió en una de mis favoritas por su contenido y sus intrigas, y por eso me propuse recomendarla en esta entrada de mi blog a todos los amantes de la ciencia ficción.

 

Por último, me despido no sin antes decirle en caso de que pueda leer la novela, o la haya leído en el pasado, también comente su experiencia con ella para dar a conocer a otros lectores su propio parecer acerca de esta magnífica obra literaria.

 

¡Hasta pronto! 

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