¡Hola! ¿Qué tal están?
La naturaleza es rica en variadas formas
de vida, y a veces nos asombra por su gran ingenio; así tenemos las pícidas, una familia de aves entre las
que se encuentran las que se conocen comúnmente con el nombre de pájaros
carpinteros debido al sonido de golpeteo que suelen hacer con sus picos al
perforar los troncos de los árboles. Es increíble como estas aves logran entrarle
dando de cabezazos a maderas tan duras como para mellar un hacha, y todo eso
con el fin de conseguir comida. El pito negro (Dryocopus martius), en particular, es un obrero realmente
esforzado, y uno de los más grandes de entre los pájaros carpinteros; se dice
que es capaz de penetrar hasta 15 cm en la madera en busca de su alimento, con
lo que igual podríamos llamarlo pájaro constructor, porque es fácil suponer que
esos agujeros les sirvan de guarida a otras aves. Por desgracia, otro espécimen
más grande de la misma familia, que por su tamaño de unos sesenta centímetros
(o eso imagino) fue bautizado como carpintero imperial (Campephilus imperialis), ahora se considera extinto para siempre debido
en lo fundamental a la destrucción de su hábitat a manos de nosotros, los
insaciables humanos, siempre prestos a apoderarnos de todo lo que vemos a
nuestro alcance si pensamos que podremos sacarle "ganancias". Pero el
hecho más extraño relacionado con los pájaros carpinteros se registró en el año
1976, cuando de improviso se pudo escuchar su penetrante picoteo por todo el
planeta, o por lo menos un sonido bastante parecido, nada más y nada menos que a
través de la onda corta de la radio.