domingo, 17 de diciembre de 2023

El largo adiós

¡Hola! ¿Qué tal están?

La sociedad norteamericana es una de las más avanzadas de la humanidad, y no sólo en cuanto a la garantía de las libertades individuales y a su defensa de la democracia.

En efecto, las contribuciones hechas por ese pueblo producto de la mezcla de culturas de casi cada rincón del planeta son realmente incontables también en las ciencias, en la técnica, la medicina, y en muchas otras actividades, es posible que como resultado de la existencia de esas mismas libertades antes comentadas.

Pero como siempre sucede, no todo es correcto tampoco en esa sociedad en donde se pueden ver tan grandes diferencias sociales a pesar de toda su riqueza, pues en todas partes existe gente para la que la búsqueda de dinero y poder es el motor de las relaciones humanas; es precisamente esa clase de gente la que suele dedicarse a la política, y mancha con su presencia, por su comportamiento marcado por horrendos crímenes e injusticias, muchas veces incluso enmascarado con buenos propósitos, los más puros ideales de los hombres.

Por eso no es de extrañar tampoco que la literatura de EE.UU. también esté plagada con personajes de esa calaña: políticos demagogos, policías corruptos, drogadictos, prostitutas, indigentes, ladrones, y médicos sin escrúpulos para los que un tratamiento es más adecuado en tanto genere más dividendos.

Los escritores se caracterizan en todos lados por reflejar en sus obras sus inquietudes y el mundo que los rodea incluso cuando a veces lo hacen inconscientemente, y son muchos de ellos los que han usado sus escritos como una herramienta de denuncia contra los males de la sociedad de su tiempo, con lo que en ocasiones consiguen ser escuchados. El caso del escritor Upton Sinclair (1878-1968) con su novela de 1906, La jungla, es harto conocido, y se sabe como por causa de ella el presidente de los EE.UU., Theodore Roosevelt (1858-1919), puso en marcha leyes para asegurar la calidad de los alimentos para el consumo humano, y hasta recibió a Sinclair en la Casa Blanca a pesar de no simpatizar con sus ideas socialistas.

En todo caso, uno más de esos escritores, sin duda, lo es Raymond Chandler (1888-1959), puesto en sus novelas casi siempre nos enseña las facetas más oscuras de la sociedad norteamericana de su tiempo; en especial si tenemos en cuenta la que está considerada su mejor novela, y una de las obras cumbres del género negro, y me refiero a la novela El largo adiós, publicada por Hamish Hamilton en los Estados Unidos en 1953, y que en 1955 recibió el Premio Edgard Allan Poe a la Mejor Novela.


El largo adiós es una de las novelas de Raymond Chandler en las que el carismático detective privado Philip Marlowe funge como protagonista, y su trama, escrita en la primera persona de costumbre, y con el estilo irónico característico del autor, se centra en la peculiar amistad que Marlowe desarrolla con Terry Lennox.

El individuo en cuestión resulta ser un hombre difícil de olvidar por ciertas marcas en su rostro, que a pesar de ello está casado con la hermosa hija de un millonario. Esto es lo que le sirve de pretexto a Chandler en esta ocasión para llevarnos de paseo por la realidad social de la ciudad de Los Ángeles, cuando una madrugada Lennox le pide a su amigo que lo ayude a salir del país con rumbo a México. El detective no se niega, como era de esperarse, y comienza a preocuparse cuando, a la mañana siguiente, se entera de que su conocido podría estar implicado en un horrendo asesinato. El hecho de haber ayudado a Lennox podría hacerlo parecer su cómplice a los ojos de la policía de la ciudad.

La víctima del crimen no es otra que la esposa de Lennox, y Marlowe se ve obligado a investigar lo sucedido por su cuenta, a la par que debe dedicarse a otro caso. El escritor Roger Wade ha desaparecido y su mujer, Eileen, junto con su editor, Howard Spencer, desean localizarlo. Pero el asunto se hace más difícil de lo esperado pues el suicidio de Lennox en Otatoclán, y su carta de confesión, cierran el caso.

Por otra parte, el padre de la muchacha asesinada, el millonario Harlan Potter, también parece sospechosamente interesado en echar tierra sobre el asunto, y mueve todas sus influencias para lograrlo.

El detective persiste en su empeño y es esto lo que lo lleva a mezclarse con la mentira que se oculta por debajo de las apariencias inocentes, y lo hace correr peligro cuando es amenazado no sólo por la policía de Los Ángeles, sino hasta por un gánster amigo de Lennox. Las sombras se hacen más grandes a medida que investiga, mas poco a poco va descubriendo lo poco que conocía a Terry Lennox, y termina desencantado ante la realidad de una relación desigual en la que se había volcado de un modo desinteresado, sin imaginar que la otra parte lo estaba utilizando en provecho propio.

Todo esto es lo que hace de El largo adiós una de mis novelas favoritas de su género, y también una de las mejores novelas policiacas que se han escrito; y más cuando el texto no se detiene en la crítica social y se sumerge en el estudio de la lealtad, la amistad, y sus límites.

Me gustaría pudieran comentar su propio parecer acerca de esta interesante novela del género negro, y si es posible recomendaran otras novelas parecidas de modo todos podamos salir ganando.

¡Hasta pronto!

 

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